El ladrón no dio pie con bola. Cada vez que quería robar algo, o lo sorprendían o no era capaz. Lo intentó hasta siete veces en menos de cuatro horas y terminó en la comisaría. Fue juzgado por ello, por la comisión de un delito continuado de robo y varias faltas de hurto. Ni discutió. Lo reconoció todo y se le impuso una condena de un año y seis meses de prisión. El juez le apreció el atenuante de drogadicción.
La corta y desastrosa carrera delictiva que llevó de nuevo a este joven con múltiples antecedentes penales a la cárcel se remonta al 9 de octubre del año pasado. Sobre las siete de la tarde, el ladrón se presentó en el polígono industrial de Pocomaco. Allí se encontró con un coche estacionado. Se metió dentro y se hizo con un juego de llaves. Que para nada le sirvieron, pues nada hizo con él. Quince minutos después, se introdujo en una nave del polígono. Robó una garrafa y entró en un vehículo allí estacionado, donde se limitó a revolver en su interior sin llevarse absolutamente nada. Y así en otros lugares hasta que fue sorprendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario